jueves, 15 de abril de 2010

Recuerdos del pasado: GT Emoción 2010 by Miguel

En este artículo de Rally Motorsport Passion vamos a cambiar la rutina y a retomar uno de los objetivos iniciales del blog, que no es otro de ser un punto de encuentro de amigos del motor, un blog dinámico en el que todos puedan participar, no sólo aportando comentarios sino también artículos.
En esta ocasión va a ser Migui, quien ya ha colaborado con el blog con sus bonitas fotos de algunos rallyes celebrados en Gran Canaria el año pasado, y que para mí es más que mi primo, pues yo lo considero un hermano.
Con él tuve la inolvidable experiencia de ir a rodar al Circuito de Maspalomas con el Ferrari F430, algo que no podíamos hacer por separado, pues en esta ocasión tan especial teníamos que hacerlo juntos.
Sin robarle más protagonismo, les dejo con su artículo, que espero sea el primero de muchos:
En mis 33 años de vida no soy un apasionado del fútbol, baloncesto, o cualquier otro deporte de masas. Parece raro, pero es cierto.
Lo que realmente siempre me ha gustado desde mi infancia, es todo aquello que tenga gasolina y camine. Siempre recordaré lo contento que me ponía cuando mi padre me iba a buscar al colegio y me sentaba encima de él para dejarme llevar el volante, u otras veces en que le limpiaba el coche a mis hermanos con el fin de hacer "una práctica en el coche" aunque muchas veces me metían la cuelga.
Nunca he tenido un coche potente, pero sí tengo recuerdos "muy ralientos" del "M3 cilindros" que tenía mi padre, o el "System Porsche" de mi hermano Tono. Pero sin duda alguna el que se lleva la palma de oro no es otro coche sino el "5 GT Turbo" que tenía mi hermano José. Cómo caminaba el coche ese, con su sonido particular. Para perder motricidad era el primero, pero cómo lo dominaba mi hermano, gracias a Dios que nunca le pasó nada grave, de bien es sabido por todos la fama que cogieron esos coches, pero la verdad es que con él no tenía el más mínimo miedo dentro del coche. Me acuerdo perfectamente en 2ª a fondo a 7.000 vueltas cogía los 100 km/h.
En fin, pasé mi adolesecncia y juventud, viendo las carreras de motos sobre todo y siguiendo un poco los rallyes, lo que puntualmente ponían en la tele, hasta que llegué a la Universidad y me tuve que sacar el carnet.
Mi primer coche fue un Fiesta 900 de 4 velocidades, cómo morreaba ese coche, pero eso sí, no caminaba pero nunca se rompió. Más tarde mi padre me regaló un Corsa 1.4
Del Corsa escribiría un millón de historias, coche muy noble, perfecto para tirar de freno mano, éste ya no morreaba, coche muy fiable... Recuerdo un día bajando por el Corralete adelanté a un coche y un petardo con un Kadett GSi se puso a adelantarme a mí, por supuesto no aflojé, al tío le apareció uno en sentido contrario y se tuvo que meter detrás de mí, yo seguí enchufado y dije esta es la mía, llegué a la curva de los talleres y la chicane como nunca, al salir de la chicane miro por el retrovisor y el Kadett le había sacado una ligera ventaja, no le quedó otros cojones que agachar la cabeza jejeje, y se salva que no me cogió por las vueltas de Grimón.
No les voy a aburrir contando más cosas de mi pasado, y vamos a contar un poco lo que realmente me ha parecido la experiencia de GT Emoción desde un punto de vista crítico, ya que el lado más espectacular está muy bien narrado por Víctor en su artículo.
La experiencia me ha parecido bien, no digo fenomenal porque hay algunos aspectos que deberían mejorar:
- Los acompañantes les deberían permitir estar con nosotros antes de coger los coches.
- Mi monitor se llamaba hill, y no era precisamente Damon Hill. Si hay otra persona que lea esto y se anima al evento que lea esto atentamente; el tío no te dejaba pasar de las 7.000 vueltas y contínuamente me decía que no recogiera tanto, en una ocasión casi le aflojo en la mano por engancharme una velocidad más en la curva antes de meta. Si te toca este tío, en serio, cámbiate aunque sea al Porsche Cayman, que seguro disfrutarás más, además al ser más barato podrías comparar una vuelta más.
- Sinceramente, la aceleración del Ferrari no me pareció espectacular. Desde mi punto de vista parece que el 5 turbo o el Mégane de mi primo Víctor aceleran más. Decir que con mi anticuada CBR 600F seguro que no me saca mucha ventaja, por no decir que lo adelantaba.
- Yo sé que mis dimensiones no son de un modelo, pero para una altura de 180 cms y 105 kgs de peso el habitáculo del Ferrari no es el más idóneo, ya que con el sillón bajado a tope con el casco tocaba en alguna ocasión el bastidor por el lateral
- El cambio secuencial es un pasada, si has jugado a la Play Station manualmente y con la explicación que te dan te quedas al instante con la copla.
Eso sí, en lo que subes de una velocidad a otra tardaba bastante. En las recogidas no tuve problemas y no me parecía que hubiera esa tardanza.

En fin que el objetivo del 2011 será perder peso para caber el el Fórmula Renault jejeje, está claro que no seré Alonso y no iría a romper el coche por supuesto, pero de esa manera resurgiría el Migui más raliento de todos los tiempos

Recordar también que las historias del pasado persisten en nuestra memoria, pero hoy día ya no se puede hacer "el cabra". Quien quiera correr que reduerde "la carretera no es un circuito", existen muchas otras alternativas, rallyes, circuitos, karts...

Un fuerte abrazo para todos los que lean este artículo, pero sobre todo para Víctor por todos esos buenos momentos que hemos pasado juntos y sobre todo por los que nos quedan por pasar.

P.D. Tenemos que ir a por la Fun Cup

domingo, 11 de abril de 2010

Con la velocidad en los genes



A lo largo de mi vida he visto muchos vídeos de los deportes del motor en general y de los rallyes en particular, pero muy pocos me habían llamado tanto la atención como el que les presento hoy.

Se trata de una joven promesa de nuestro deporte, o por lo menos tiene todos los ingredientes para serlo en un futuro lejano. Este jovencito piloto se llama Kalle Rovanpera y con ocho añitos ya vemos como va. Evidentemente por su apellido los más expertos habrán reconocido de donde le vienen los genes; efectivamente es hijo de Harri Rovanpera, piloto finlandés que corrió para los equipos oficiales de Seat, Peugeot, Mitsubishi y Skoda Red Bull en el Campeonato del Mundo de Rallyes, logrando numerosos podiums y una única victoria, en el Rally de Suecia de 2001 con un Peugeot 206 WRC. Harri ahora está retirado como piloto activo pero se dedica a gestionar su propia escuela de pilotos en Finlandia y su alumno más aventajado es su propio hijo.

Lo que más me ha llamado la atención, independientemente de la soltura con la que se desenvuelve este chavalín con el volante, es que este tipo de entrenamientos hasta ahora nunca lo habíamos visto en los rallyes, pero claro, sólo en Finlandia podía suceder una cosa así. Estamos relativamente acostumbrados a ver a los niños volar sobre los karts o las minimotos, preparándose para su futura carrera como pilotos, pero siempre es en un circuito. Los rallyes siempre han tenido el "inconveniente" para la proyección de los niños y jovencitos de que se disputan sobre tramos de carretera cerrados ocasionalmente para la disputa del rally y que para ir de un tramo a otro los pilotos tienen que circular por carreteras abiertas al tráfico, por lo que es indispensable estar en posesión del carnet de conducir para poder participar, algo que en casi todos los países no sucede hasta la mayoría de edad de los conductores.

Pues eso, el camino que le queda al jovencito Kalle para llegar, no sólo a triunfar, sino tan sólo a poder participar en un rally es muy largo todavía. Veremos en el futuro si el fruto a una estimulación tan precoz es el de un nuevo Campeón del Mundo de Rallyes.

Siempre nos quedará la duda de si el piloto nace o se hace.

domingo, 4 de abril de 2010

Un sueño hecho realidad

Este fin de semana he podido hacer realidad uno de mis sueños: pilotar un Ferrari. Desde muy niño siempre había soñado con poder conducir una de las máquinas del Cavallino Rampante, la firma más mítica de deportivos de toda la historia de la automoción.
Gracias al programa GT Emoción, que recalaba por primera vez en las Islas Canarias después de una amplia experiencia en varios circuitos en la Península Ibérica, se da la oportunidad a los aficionados a los grandes deportivos de poder pilotar por unos instantes el coche de sus sueños.
La variedad de vehículos era bastante amplia con coches como el Ferrari F430 F1 tanto en versión Coupé como Spider; Lamborghini Gallardo Spider; Porsche 911 Turbo y Cayman S; Aston Martin Vantage, así como dos monoplazas de Fórmula Renault .
Mi elección personal fue el Ferrari F430 F1 Spider. ¿Que por qué lo elegí? Pues porque como comenté al inicio del artículo era un sueño de niño poder conducir un Ferrari. La elección del Spider fue más circunstancial e incluso anecdótica: Al comienzo de la mañana estaban rodando con él con la capota de lona puesta y a mí personalmente no me parecía una buena elección, para evitar el ruido de la lona a alta velocidad, pues hacía mucho viento en el circuito. Sin embargo a la hora de montarnos en el coche, en torno al mediodía, le habían quitado la capota, por lo que quería deleitarme con el sonido de su potente motor V8 de 490 CV rugiendo justo detrás de mi cabeza. Así que no me lo pensé dos veces y en cuanto ví la puerta abierta sentí una atracción irresistible y me tiré de cabeza al habitáculo. Pero eso lo contaré más tarde.El circuito escogido para el evento fue el Circuito del Aeroclub de Tarajalillo, en su versió corta, rodando en el sentido contrario a las agujas del reloj. Como pueden apreciar en la foto es un circuito con una configuración "stop and go" , esto quiere decir que es una sucesión de tramos rectos, más o menos largos, que terminan en curvas lentas que dan acceso a otro tramo de aceleración. Los secretos del circuito, marcado con conos simples en el vértice de las curvas y dobles en las zonas de frenada, nos los explicó nada más y nada menos que José Antonio Torres, Campeón Regional de Canarias de Rallyes en 2005 y 2006.
En total tenía contratadas cuatro vueltas (10 kms aproximadamente), aunque al final a mi copi se le fue un poco la pinza y dí cinco.
Tras una breve charla en la que nos explicaban las normas de comportamiento y nos resolvían las dudas que pudiesemos tener llegaba el momento de montarnos en el coche. A mí personalmente lo que más me preocupaba es si realmente me dejarían rodar al límite de mis posibilidades. Sinceramente antes de montarme en el coche, teniendo en cuenta el aparato que tenía entre mis manos, mi felicidad sería poder exprimir el coche hasta el régimen máximo en la recta en un cambio de marchas. Ahora veremos qué sucedióBueno una vez sentado en el habitáculo del coche, con el casco bien ajustado, llega el momento de encontrar una posición óptima de conducción, o mejor dicho, de pilotaje, algo que en un aparato como este se logra muy fácilmente. Antes de que llegue mi monitor me dedico a sacarme unas fotitos para la posteridad, comprobar la posición de los pedales y de las levas del cambio de marchas secuencial colocadas detrás del volante, así como visualizar el enorme cuentavueltas con el corte de encendido a 8.500 r.p.m.!!!!! ¿Me dejarán llegar hasta ahí? Ese era mi objetivo, ahí estaba mi felicidad, la culminación de mis espectativas iniciales.
Cuando entra el monitor me explica el funcionamiento del cambio de marchas secuencial: Leva derecha para subir marchas sin que sea preciso soltar el acelerador y leva izquierda para bajar velocidades con el acelerador suelto. Al mismo tiempo me señala la pantalla que me indica la velocidad engranada en cada momento situada en el interior de la esfera del cuentavueltas. Para poner el punto muerto hay que parar el coche y tirar de las dos levas simultáneamente.
"¿Nos vamos?" Cuando me hace esa pregunta mi corazón ya late como un caballo desbocado. Ha llegado el momento tan deseado. Desde que tengo uso de razón los coches me han vuelto loco y ahora iba a poder hacer realidad mi sueño. Por supuesto que nos vamos pensé yo.
Para arrancar el coche hay que darle al contacto y luego pulsar el botón situado en la parte izquierda del volante, mientras que con el pie izquierdo piso el freno. Este coche no tiene pedal de embrague por lo que si se está habituado es más eficaz frenar con el pie izquierdo para hacer una conducción más deportiva y eficaz, pues se pierde menos tiempo ya que el pie derecho no tiene que pasar del freno al acelerador perdiendo unas décimas valiosas. Personalmente escogí esta opción, aunque el monitor inicialmente se mostró un tanto reacio porque por su experiencia mucha gente que no está habituada a frenar con el pie izquierdo, al carecer de tacto, le pegan un pisotón tan brusco al pedal que hace que se traguen literalmente el volante. Al final quedamos en que durante la primera vuelta lo probaríamos y que si tanto yo personalmente como él notábamos que la cosa no iba bien usaría el pie derecho para frenar. Francamente, fue la única vez que hablamos del tema porque con el pie izquierdo me salió de vicio.
El V8 del Ferrari cobra vida y su ronroneo penetra perfectamente por mis oídos hasta lo más profundo de mi cerebro haciendo que mis revoluciones también se aceleren.La arrancada la hago suave, saliendo del pit lane, en primera velocidad. Una vez y me incorporo a la pista acelero suavemente subiendo el coche de vueltas y meto segunda y tercera con suavidad antes de llegar al viraje número 3, una redonda de izquierdas que hago en segunda. A la salida de este viraje acelero con más contundencia antes de meter tercera y hacer el viraje número 4, una rápida de derechas donde se empieza a frenar para recoger a segunda y hacer el viraje número 5, una redonda de derechas doble que se hace de una sola trazada. Tras llegar al cono que me indica el vértice empiezo a acelerar suavemente para una vez tengo el volante recto acelerar a tope, meter tercera y recoger rápidamente a segunda para hacer el viraje número 6, una redonda de izquierdas que da acceso a la recta más larga del circuito.
A la salida de este último viraje piso el acelerador a tope, ya no me andaba con contemplaciones, pues a todas estas mi monitor no me había dicho ni "mu" por lo que yo me estaba despachando a gusto. Subo el coche en segunda a tope y así tercera y cuarta antes de llegar a los conos que indicaban la zona de frenada. La verdad es que cuando dimos la vuelta de reconocimiento con el Hummer José Antonio Torres nos indicó que a esos conos se llegaba a bastante velocidad, aunque para mí parecían que estaban enormemente lejos de la curva. Sin embargo tengo que reconocer que en mi primera pasada frené bastante antes de llegar a los conos, pues la sensación de velocidad era importante y creí que me tragaba la última curva. Así que recogía hasta llegar a segunda velocidad para afrontar la última curva del circuito, la número 7, una curva larga de izquierdas que se cerraba a la salida para encarar la recta de meta. A la salida de la última curva pensé que ya era el momento de atacar a tope, porque con tan pocas vueltas si me dormía se me iba a pasar el tiempo sin poder exprimir el coche, así que no me lo pensé dos veces y tiré al máximo sin contemplaciones. Segunda a fondo, tercera a fondo y cuarta para enseguida volver a recoger a tercera para hacer el primer viraje del circuito, un pequeño zig zag izquierda derecha que daba acceso a la curva número 3. En este zig zag nos obligaban a frenar, recoger a tercera y luego acelerar para meter segunda antes del viraje número 3.A partir de estos momentos, como mencioné antes empecé a intentar mejorar y apurar al máximo, siempre con el beneplácito de mi monitor. He de reconocer que en la zona virada (de la curva 3 a la 6) el cambio de marchas lo hacía a oído, pues con la velocidad y el ritmo al que iba no tenía ojos para estar atento al trazado y al cuentavueltas. Sin embargo ya en esta segunda vuelta en la recta sí que me fijé en el cuentavuletas para apurar al máximo el cambio, es decir llegando hasta las 8.500 r.p.m. en segunda y tercera. No tendré que decirles que me sentía a tope llevando el Ferrari al máximo.
En esta segunda vuelta, en la curva 7 después de la recta más larga del circuito, en la frenada al llegar en cuarta y querer abordar la curva en segunda, recojo dos velocidades, sin embargo a la hora de acelerar noto que le falta algo de empuje al coche (hay que ver lo exigente que se va volviendo uno) y al mirar a la pantalla de la velocidad me doy cuenta que pese a que le dí dos golpes a la leva de la izquierda, el coche sólo me recogió una velocidad, pues seguramente el segundo golpe de leva lo dí cuando el coche aún estaba muy alto de revoluciones y la electrónica para proteger el motor no realizó la reducción. Así que ni corto ni perezoso recogí y aceleré a fondo para afrontar una nueva vuelta con "mi" Ferrari a fondo.
Ya en la tercera vuelta el goce es total, pues ya el circuito lo tengo memorizado y la verdad es que me encuentro muy cómodo con el coche, sabiendo perfectamente en todo momento lo que debo hacer y por donde debo trazar. Hasta el momento el control es total y la diversión máxima. A todas estas mi monitor no me ha dicho absolutamente nada. No hay más límite que mis propias limitaciones personales, pues queda claro que no soy Fernando Alonso. El ritmo que imprimo es muy alto, sinceramente rodar más rápido sería ir a buscar los límites y seguro que me pararían sin contemplaciones, por lo que decido seguir como voy apurando cada vez más las frenadas y acelerando antes. La conducción se vuelve más emocionante con cada vuelta y el Ferrari responde de maravilla. Destacar que en la curva 4, a la que se llega en tercera bastante fuerte, en la entrada de esta curva tienen situado los conos de frenada para afrontar la lenta de derechas, pues al llegar a tope y frenar para recoger a segunda el coche se desequilibraba ligeramente de la parte trasera, lo que me indicaba que de paseo precisamente no iba, pero vamos yo me entregaba en ese aspecto a la electrónica del vehículo que iba tarada a tope.
Con el paso de las vueltas comencé a alcanzar a algunos coches que rodaban al mismo tiempo en el circuito y en este sentido tengo que reconocer que mi monitor hizo un gran trabajo, pues ellos van conectados por radio con el resto de monitores y en cuanto veía que íbamos alcanzando a vehículos más lentos inmediatamente les pedía paso, saliéndose los vehículos lentos de la trazada para que nosotros pudiésemos seguir a nuestro ritmo sin perder nada de tiempo. Fue fantástico.

He de decir también, para que comprueben que mi monitor me dio carta libre en todo momento, que en una de las aceleraciones en la recta paralela al pit lane, al ir concentrado en la pista debido a que tenía un coche lento delante, al tirar a fondo en segunda, justo cuando iba a meter tercera llegué al corte del encendido y el coche cambió automáticamente a tercera justo en el momento en el que yo le daba a la leva, por lo que me quedé en cuarta con el coche un poco bajo de vueltas, pero vamos a la velocidad a la que iba, poco lo noté y no tuve que recoger de nuevo.

En cuanto a las sensaciones qué decir. He de reconocer que me esperaba una aceleración más brutal, una patada más contundente, algo que no sentí. Los cambios de marchas tampoco eran excesivamente rápidos en aceleración y a la salida de las curvas lentas sentía que le faltaba empuje (yo creía que era porque salía en segunda a unas 4.000 vueltas y que le faltaban bajos al coche). Luego, tras realizar algunas investigaciones, supe que estas sensaciones no eran cosa mía, sino que el "manetino", el controlador de la gestión electrónica del motor, estaba en posición "wet", es decir para conducción en mojado, haciendo la entrega de potencia más suave para evitar sustos indeseables. Algo lógico si tenemos en cuenta que están poniendo coches de más de 200.000 euros y casi 500 CV en manos de gente inexperta y en un circuito en el que nunca antes habíamos rodado.

Como conclusión final: El sueño se hizo realidad. Para mí fue fantástico. Mi temor principal era que no me dejasen dar rienda suelta a ese "piloto" que llevo dentro. Y eso lo superamos con creces. Me dejaron dar gas a rienda suelta, me dejaron llegar a mi límite con el coche y el circuito (en las últimas vueltas el monitor incluso me dejaba pasarme de los conos de frenada sin decirme nada). Evidentemente le dí las gracias a mi monitor, Jordi, que así se llamaba, por esto precisamente, por no cortarme las alas, por dejar que me vaciase, por no despertarme de este bonito sueño.

La pregunta del millón que me hace todo el mundo ¿A cuánto lo pusiste? Pues ni idea. Francamente a la velocidad a la que rodaba, como comenté anteriormente, no tenía ojos para todo, por lo que el velocímetro ni lo miré. Mis ojos estaban concentrados en la pista y en el cuentavueltas únicamente. Pero vamos, les aseguro que despacio precisamente no íba.

Esta experiencia no la hice yo solo. Fui con mi primo Migui, con quien durante toda nuestras vidas nos hemos alimentado mutuamente nuestra afición por el motor, y este bonito momento no lo podíamos hacer por separado. Teníamos que ir los dos. Seguramente que pronto nos contará sus sensaciones con el Ferrari F430 F1, en versión Coupé, para hacernos partícipe de su aventura. También estuvo Luis, quien eligió el Lamborghini Gallardo Spider para dar sus vueltas. Ya publicaré más fotos con el artículo de Migui.

Ahora a seguir esperando a ver si tenemos la oportunidad de repetir la experiencia el año que viene. Y soñando, porque somos unos inconformistas, en cómo sería la experiencia con el manetino en una posición más permisiva. Si repetimos también se lo contaremos. Al que no lo haya probado decirle que ni se lo plantee lo más mínimo si tiene la oportunidad, porque este tipo de experiencias son las que se te quedan grabadas de por vida.